Basado en una combinación de métodos cualitativos (entrevistas en profundidad) y cuantitativos (encuesta a cientos de jóvenes), el informe identifica que una gran mayoría de mujeres jóvenes ha sufrido alguna forma de acoso en redes sociales. El tipo más frecuente es el acoso afectivo-sexual —como mensajes insistentes, comentarios explícitos o propuestas no deseadas—, generado muchas veces por hombres, tanto conocidos como desconocidos. También se documenta la presencia de ciberbullying, insultos y difusión de contenidos personales o dañinos.
El estudio muestra que muchas de estas situaciones se normalizan o no se denuncian; muchas jóvenes optan por bloquear perfiles o ajustar la privacidad de sus cuentas, y pocas recurren a instituciones o sistemas formales de denuncia. Además, el acoso en redes puede tener consecuencias emocionales y conductuales, como cambios en la manera de usar las redes o impacto en la salud mental.
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