Hoy
12 de febrero se celebra el Día Internacional contra el Uso de Niños
Soldados. Bueno, de niños y de niñas. Incluso aquí, potenciada por
el uso del genérico masculino pero, sobre todo, por una
invisibilidad y falta de información general sobre su realidad, el
uso de niñas en estas tareas evidencia carencias desde la
aproximación desde una perspectiva de género.
Es
cierto que el cálculo cuantitativo de esta lacra condenada por la
ONU tanto en el caso de niños como de niñas es complicado por tener
lugar en circunstancias que hacen difícil su verificación y en las
que intervienen los intereses de las distintas partes. Naciones
Unidas documenta anualmente la situación. En su último informe
revelaba casos de esta utilización de niós en 18 países pero no
extrañaría pensar que, en realidad puede afectar a algunos otros
más.
Pero
no solo conviene que nos fijemos en el número o en la extensión.
Para visibilizar este problema entre las niñas, haríamos bien en
reflexionar sobre la especificidad de su utilización en conflictos
armados. Algunas organizaciones implicadas en esta lucha nos dan
claves para ello: cómo se reclutan, qué funciones desempeñan, qué
abusos sufren y, elemento fundamental, cómo resulta su reinserción,
cuando se da, en las distintas comunidades de origen.
Dediquemos
desde las escuelas algo de tiempo, hoy o cualquier otro día, a la reflexión y la acción sobre
esta violación de derechos humanos de niños y niñas. Tal vez no se
dé entre los nuestros y las nuestras pero eso no nos exime del deber
para con los otros niños y las otras niñas que, aunque empuñen
armas, no pueden defenderse contra esta injusticia.
Algunos
recursos:
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